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miércoles, 7 de septiembre de 2016

LOS 83 MANDAMIENTOS DE ALEJANDRO JODOROWSKY

LOS 83 MANDAMIENTOS DE ALEJANDRO JODOROWSKY
(Os los pongo sólo para que sirvan de reflexión)
1.- Cuando te enfermes, en lugar de odiar ese mal, considéralo tu maestro.
2.- No mires con disimulo, mira fijamente.
3.- No olvides a tus muertos, pero dales un sitio limitado, que les impi
da invadir toda tu vida.
4.- En el lugar donde habites, consagra siempre un sitio a lo sagrado.
5.- Fija tu atención en ti mismo, se consciente en cada instante de lo que piensas, sientes, deseas y haces.
6.- Termina siempre lo que comenzaste.
7.- Haz lo que estás haciendo lo mejor posible.
8.- No te encadenes a nada que a la larga te destruya.
9.- Desarrolla tu generosidad sin testigos.
10.- Trata a cada persona como si fuera un pariente cercano.
11.- Ordena lo que has desordenado.
12.- Aprende a recibir, agradece cada don.
13.- Cesa de autodefinirte.
14.- No mientas ni robes, si lo haces te mientes y robas a ti mismo.
15.- No desees ser imitado.
16.- Haz planes de trabajo y cúmplelos.
17.- No ocupes demasiado espacio.-
18.- No hagas ruidos ni gestos innecesarios.
19.- Si no la tienes imita la fe.
20.- No te dejes impresionar por personalidades fuertes.
21.- No te apropies de nada ni de nadie.
22.- Reparte equitativamente.
23.- No seduzcas.
24.- Come y duerme lo estrictamente necesario.
25.- No hables de tus problemas personales.
26.- No emitas juicios ni criticas cuando desconozcas la mayor parte de los hechos.
27.- No establezcas amistades inútiles.
28.- No sigas modas.
29.- No te vendas.
30.- Respeta los contratos que has firmado.
31.- Sé puntual.
32.- No envidies los bienes o los éxitos del prójimo.
33.- Habla sólo lo necesario.
34.- No pienses en los beneficios que te va a procurar tu obra.
35.- Nunca amenaces.
36.- Realiza tus promesas.
37.- En una discusión ponte en el lugar del otro.
38.- Admite que alguien te supere.
39.- No elimines, sino transforma.
40.- Vence tus miedos, cada uno de ellos es un deseo que se camufla.
41.- Ayuda al otro a ayudarse a sí mismo.
42.- Vence tus antipatías y acércate a las personas que deseas rechazar.
43.- No actúes por reacción a lo que digan bueno o malo de ti.
44.- Transforma tu orgullo en dignidad.
45.- Transforma tu cólera en creatividad.
46.- Transforma tu avaricia en respeto por la belleza.
47.- Transforma tu envidia en admiración por los valores del otro.
48.- Transforma tu odio en caridad.
49.- No te alabes ni te insultes.
50.- Trata lo que no te pertenece como si te perteneciera.
51.- No te quejes.
52.- Desarrolla tu imaginación.
53.- No des órdenes solo por el placer de ser obedecido.
54.- Paga los servicios que te dan.
55.- No hagas propaganda de tus obras o ideas.
56.- No trates de despertar en los otros emociones hacia ti como piedad, admiración, simpatía, complicidad.
57.- No trates de distinguirte por tu apariencia.
58.- Nunca contradigas, solo calla.
59.- No contraigas deudas, adquiere y paga enseguida.
60.- Si ofendes a alguien, pídele perdón.
61.- Si lo has ofendido públicamente, excúsate en público.
62.- Si te das cuenta de que has dicho algo erróneo, no insistas por orgullo en ese error y desiste de inmediato de tus propósitos.
63.- No defiendas tus ideas antiguas sólo por el hecho de que fuiste tú quien las enunció.
64.- No conserves objetos inútiles.
65.- No te adornes con ideas ajenas.
66.- No te fotografíes junto a personajes famosos.
67.- No rindas cuentas a nadie, sé tu propio juez.
68.- Nunca te definas por lo que posees.
69.- Nunca hables de ti sin concederte la posibilidad de cambiar.
70.- Acepta que nada es tuyo.
71.- Cuando te pregunten tu opinión sobre algo o alguien, di solo sus cualidades.
72.- Cuando realices un servicio, no resaltes tus esfuerzos.
73.- Si decides trabajar para los otros, hazlo con placer.
74.- Si dudas entre hacer y no hacer, arriésgate y haz.
75.- No trates de ser todo para tu pareja, admite que busque en otros, lo que tú no puedes darle.
76.- Cuando alguien tenga su público no acudas para contradecirlo y robarle la audiencia.
77.- Vive de un dinero ganado por ti mismo.
78.- No te jactes de aventuras amorosas.
79.- No te vanaglories de tus debilidades.
80.- Nunca visites a alguien sólo por llenar tu tiempo.
81- Obtén para repartir.
82.- Ayuda a tu prójimo sin hacerlo dependiente.
83.- Si estas meditando y llega un diablo, pon ese diablo a meditar.....
ALEJANDRO JODOROWSKY

lunes, 5 de septiembre de 2016

"Cuando el egoísmo es más fuerte que que la razón"



Cuando el egoísmo es más fuerte que que la razón,  cuando la incertidumbre acota todas las parcelas de mi yo interiror, cuando mi objetividad brilla por su ausencia, cuando el deseo eclipsa la realidad, cuando el sentido común es burlado por los intereses de otro, yo me pierdo, me evado, me encierro, me apago y sin casi esperarlo, resurge mi esencia. Es entonces cuando se dilatan mis sentidos, dando paso a un palpitar consistente, lleno de ritmo, me autoprotejo , me doy cuenta de quien soy tomando conciencia de mis desmesuradas  ganas de vivir.
No quiero tener razón, no quiero imponer, no deseo elogios infundados, mas bien críticas constructivas, no pretendo hacerlo todo correctamente, mas bien  sentir que doy lo mejor de mí, no quiero atar ni sentirme atado, quiero ver libre a todo aquel a quien amo, aunque yo no fome parte de sus planes.
Somos expertos en tecnología, en política, en sociedad, damos consejos, criticamos, pero no vemos nuestra actitud, nuestros modales, hacemos oídos sordos a nuestro propio lenguaje no verbal. Entre todo ello no nos damos ni cuenta, que sin libertda no hay amor,”libertad” de poder elegir tu proyecto de vida, eleigir sobre tu futuro y sobre todo, hacia donde deseas llegar. El amor es la decison de trabajar activamente  por la liebertad de otra persona, para que elija lo que haga con su vida, aunque no cuente contigo. No hay amor mas puro segun mi razonamiento, que es alegrarse por la simple existencia del otro.

"la acaeptacion hacia los demas"

La aceptación hacia los demás no puede ser parcial, ni a plazos y aún menos condicionada. Cuando no se acepta a las demas personas de forma integra, posiblemete sea un reflejo de una carencia de autoaceptación.
Sino trae alegría a tu vida, suelta, sino te ilumina y no construye, suelta, si  permanece pero no crece, suelta, si son más los desencuentros que los ecuentros, suelta, sino acaricia tu ser , suelta, si dice pero no hace, suelta, si intenta cambiarte, suelta, si se impone el "YO", suelta, si no suma a tu vida, suelta.
Estamos llenos de incertidumbres e inseguridades y posiblemente sea por ello que nos volvimos rebeldes;
rebeldes para cuestionar, rebeldes para tener ideas propias, rebeldes para sentirse uno mismo dentro de un todo.
Cuando uno discute suele ser por dos motivos, para decir la verdad o para tener razón. Si uno se centra solo en tener la razon, la verdad carece de valor, pero cuando uno se centra en decir "su"  verdad de forma objetiva, deja de tener importancia el llevar la razón o no.
 Es evidente que todos tenemos nuestro concepto de la verdad o de como creemos que deberían ser las cosas y depende solo de nosotros que sea o no compatible con la verdad de los demás que es igual de legítima que la nuestra. Es muy facil enfadarse, lo dificil es hacerlo de forma adecuada, siendo constructivo, proponiendo soluciones y en defintiva sumando en lugar de restar.
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"Una pareja estrenaba piso en un tranquilo barrio. Una mañana en casa, mientras tomaban café, la mujer vio a través de la ventana, que una vecina colgaba las sábanas en el tendedero y dijo: – ¡Que sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero! – ¿Quizás necesita un jabón nuevo?
El marido miraba y quedaba callado. Cada dos días repetía el mismo discurso, mientras la vecina tendía su ropa al sol. Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tendiendo las sábanas limpias, y dijo al marido: – Mira, por fin ella aprendió a lavar la ropa … El marido le respondió: – Mmm … no es lo que piensas. – Hoy me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana."
Autor desconocido
Juzgar la vida y acciones de los demás, es una forma de expresar la escasa satisfacción que impera a veces en nuestra vida. Dedicarse reiteradamente a juzgar, sólo alimenta críticas destructivas hacia los otros y nos lleva a creer erróneamente que nuestro punto de vista es el correcto y acertado.Juzgando a los demás, escondemos las necesidades de cambio que tal vez necesitemos para nosotros mismos.
Desperdiciamos nuestra maravillosa energía, prestando una atención indebida a los demás, censurando la conducta de otras personas desde nuestra ÚNICA perspectiva, y obviando que nosotros podemos ser muy distintos a quienes estamos criticando. Se suele juzgar, a aquellos que mantienen vidas muy diferentes a la nuestra, y ese motivo llama todavía más nuestra atención.

Juzgamos según nos dictan nuestros prejuicios, sin respetar ni entender su comportamiento. Juzgamos a través de la envidia, sin atrevernos en ocasiones a realizar lo que otros llevan a cabo y nosotros aun siendo incapaces, tanto anhelamos. Nuestra felicidad, no aumentará por emplear tiempo juzgando.
Nuestras relaciones no despertaran afecto ni simpatía, y la única alternativa para evitar caer en juicios huecos de valor, es respetando y opinando. Respetando la individualidad de las personas, que están en un proceso de cambio constante y que nunca sabremos cuantas variaciones va a experimentar su vida a lo largo de los años. Y opinando, es decir expresar libremente lo que pensamos, sin emisión de criticas ni juiciosAntes de juzgar a los demás, opina sobre ti mismo.

La Mente Maravillosa

 "El amor es un vínculo de pares, apoyado en el respeto; tanto que no hay amor si no hay libertad. La libertad no es hacer lo que uno quiere, el amor se trata de no ponerse por encima ni por debajo del otro, para esto se requiere de una gran humildad. Libertad es tu capacidad de elegir sobre vos, sobre tu presente, sobre tu destino, sobre tu proyecto, sobre tus ideas de las cosas. La libertad es una condición básica del amor. Si yo pretendo restringir tu libertad porque te amo y tengo miedo de perderte, mi amor es un amor de baja categoría. El amor es la decisión de trabajar activamente por la libertad de otra persona para que pueda elegir qué hace con su vida aunque no me incluya. Ese es el amor más puro y verdadero."
                                    
                                                                   -Jorge Bucay


domingo, 4 de septiembre de 2016

"Dedicado a mis amigas cuarentonas... / ESCRITO POR UN HOMBRE"

Dedicado a mis amigas cuarentonas...
ESCRITO POR UN HOMBRE
Elogio a las mujeres de más de 40 años. A medida que avanzo en edad, valoro a las mujeres que tienen mas de cuarenta más que a cualquiera. Aquí hay algunas razones de por qué: Una mujer de más de 40 nunca te va a despertar en mitad de la noche para preguntarte: “¿Qué estás pensando?". No le interesa lo que estás pensando. Si una mujer de más de 40 no quiere ver un partido de fútbol no da vueltas alrededor tuyo. Se pone a hacer algo que ella quiere hacer y generalmente es algo mucho más interesante.
Una mujer de más de 40 se conoce lo suficiente como para estar segura de si misma, de lo que quiere y de con quién lo quiere. Son muy pocas las mujeres de más de 40 a las que les importa lo que tu pienses de lo que hace ella. Una mujer de más de 40 ya tiene cubierta su cuota de relaciones "importantes" y "compromisos". Lo último que quiere en su vida es otro amante posesivo.
Las mujeres de más de 40 están dignificadas. Es muy raro que empiecen una bronca de gritos en medio de la ópera o en medio de un restaurante caro. Por supuesto que si piensan que te lo mereces no van a dudar en dispararte un tiro. Las mujeres de más de 40 son generalmente generosas en alabanzas. Ellas saben lo que es no ser apreciadas lo suficiente.
A una mujer de más de 40 le queda bien el lápiz de labio rojo brillante. Esto no es cierto en mujeres jóvenes. Las mujeres de más de 40 tienen suficiente seguridad en sí mismas como para presentarte a sus amigas. Una mujer más joven puede llegar a ignorar hasta a su mejor amiga.
Las mujeres de más de 40 se vuelven adivinas a medida que pasa el tiempo... No necesitas confesar tus pecados, ellas siempre los saben. Son honestas y directas. Te dicen directamente que eres un imbécil si es lo que piensan de ti. Los hombres tenemos muchas cosas buenas que decir de las mujeres de más de 40 y por múltiples razones.
Lamentablemente no es recíproco. Por cada impactante mujer de más de 40, inteligente, bien vestida, sexy, hay un hombre de más de 40... Calvo, gordo, haciéndose el gracioso con una mujer de 20.
Un Beso… a las mujeres…de más de 40.

"El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional"

Hay una frase de Buda que dice "El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional" ¿QUÉ HAY DE CIERTO EN ESTA AFIRMACIÓN?.
¡Nos pasamos la vida sufriendo!
¿Alguna vez nos hemos puesto a pensar con qué facilidad sufrimos? o, para decirlo de otra forma, ¿cuánta vida se nos escapa sufriendo?, ¿cuánta energía desperdiciamos?, ¿cuántas ilusiones y esperanzas tiramos?, ¿cuántas ocasiones perdemos?, ¿cuántas alegrías ahogamos?...
Realmente, ¿hay justificación a tanto sufrimiento?, ¿la vida es tan difícil y la felicidad tan imposible?, ¿de verdad nos creemos que nuestro destino es sufrir?, ¿que estamos «aquí» para pasarlo mal?... Casi nadie, al menos en nuestra sociedad occidental, contestaría de forma afirmativa a estas preguntas, pero lo cierto es que parecen actuar como si creyeran en un destino fatalista de la vida.
Personalmente, desearía que a estas alturas de la historia, en pleno siglo xxi, la mayoría de las personas no se sintieran «atrapadas» por «algo» de lo que no pudieran escapar. No obstante, la verdad es que mucha gente sufre de forma inútil y, además, sufre prolongadamente.
La psicología, y sobre todo los 25 años de experiencia profesional, me han enseñado muchas cosas, pero quizá lo que más valore es ¡cómo se ha desarrollado mi capacidad de observación! ¡Qué fácil te resulta «mirar y ver» cuando has aprendido a hacerlo!; pero ¡qué difícil! les resulta la vida a las personas que se sienten atrapadas por su trabajo, por sus estudios, por sus padres, por sus parejas, por sus hijos, por su edad…; en definitiva, atrapadas por sus circunstancias y sin aparente posibilidad de «ver» la salida o la solución final.

La verdad es que sin darnos cuenta repetimos conductas, rutinas, costumbres, hábitos..., formas de actuar que, inexorablemente, nos hacen sentirnos mal, pero que se nos antojan imposibles de evitar. Ante lo que consideramos una mala noticia nos preocupamos, en lugar de prepararnos para superarla en las mejores condiciones; los contratiempos nos alteran y con facilidad nos dispersan, dificultándonos la búsqueda de las mejores opciones; rápidamente vemos en los acontecimientos la parte negativa, las dificultades, los obstáculos, en lugar de las oportunidades que encierran. Al final sufrimos y, de nuevo, sufrimos inútilmente.
La primera vez que me quedé muy impactada por la falta de felicidad que parecía tener la mayoría de las personas que me rodeaban fue a finales de los años setenta. Entonces, yo era una persona muy joven, recién licenciada, entusiasmadísima con mi trabajo y… muy sorprendida ante la aparente infelicidad que veía a mi alrededor. No se me ocurrió otra forma mejor que intentar «medir» la satisfacción o insatisfacción que las personas sentían en su vida. Ni corta ni perezosa, dentro de lo que entonces era mi ámbito laboral, en el transcurso de las entrevistas personales que realizaba para hacer la historia de los niños y comentar el desarrollo que tenían, pregunté a aproximadamente 180 parejas de padres, con niños entre uno y seis años, qué opinión de conjunto tenían sobre sus vidas; lógicamente, las preguntas no eran tan literales, pero a través de la información recibida se podía clasificar con bastante precisión a las parejas: las que se sentían en general muy felices y satisfechas, felices, insatisfechas, agobiadas, decepcionadas, atrapadas en el día a día y agotadas ante sus circunstancias.
Los datos fueron demoledores, tanto que prefiero no transcribirlos. La verdad es que eran un prototipo, quizá avanzado para la época, de lo que hoy día es la realidad para casi todas las parejas jóvenes. En el contexto en que nos movíamos, lo habitual es que ambos padres trabajasen; además, eran lo suficientemente jóvenes como para tener niños menores de seis años, estaban pagando casi todos la hipoteca de la casa, tenían salarios medios y un nivel cultural medio-alto. A pesar de llevar relativamente poco tiempo casados o viviendo en pareja (la media no sobrepasaba los seis años de convivencia), la mayoría se sentían muy agotados con la experiencia de ser padres y simultanear su trabajo con las «obligaciones» y responsabilidades que conlleva la atención de los niños. En muchos casos se mostraban hostiles hacia el otro miembro de la pareja, como si éste tuviera la culpa de su situación, de su agobio, de su falta de tiempo personal. Estas circunstancias influían muy negativamente en su relación y muchos de ellos, si hubieran podido dar marcha atrás, se hubiesen planteado caminos diferentes. No pensemos que su realidad era peor que la que podían tener otras parejas; al contrario, al menos ellos disfrutaban de una guardería en su trabajo, que les prestaba un servicio de indudable calidad, además de proporcionarles más facilidades en el cuidado de sus hijos.
Pero si la mayoría de estas parejas se sentían agotadas ante las circunstancias de su vida diaria: prisas, tensiones, lucha constante con el reloj, con los imprevistos, con las enfermedades de los niños, con los contratiempos típicos…, ¿cómo creemos que se siente hoy ese segmento tan importante de nuestra población?
Posteriormente, mi actividad profesional me llevó a seguir trabajando con niños y padres. Además, tuve la suerte, casi desde el principio, de simultanear esta faceta con la psicología clínica (niños, adolescentes, jóvenes, adultos…) y, finalmente, completé mi abanico con una intensa experiencia en el mundo de la psicología de la empresa. La verdad es que no he vuelto a hacer más trabajos estadísticos de este estilo, ¡no quiero deprimirme inútilmente!, pero no tengo dudas sobre cuáles serían los resultados.
¿Alguien piensa que las circunstancias han mejorado y que hoy día es más fácil compatibilizar la vida profesional y familiar? Seguramente pocas personas se atreverían a contestar de forma afirmativa.
Mi trabajo como psicóloga abarca todos los ámbitos y los tramos de la población y cada día siento más contraste entre cómo me gustaría ver a la mayoría de la gente y cómo la veo en realidad.
Con frecuencia, tanto en el ámbito de la formación como en el marco de la consulta, muchas personas me dicen que les encanta verme de buen humor, irradiando energía y «calma». Seguramente, para ellos resulto el prototipo de lo que pueden considerar como una persona agradable, relajada y a la par activa, que se lo pasa bien trabajando y parece ser feliz en su vida personal.
Yo, que me conozco bien, no me considero nada excepcional, aunque es verdad que en general me encuentro muy a gusto con mi vida; me siento, por el contrario, muy defraudada por la falta de felicidad que veo en la mayoría de las personas. Bien, ¡pues de eso se trata!
Por supuesto, a veces las circunstancias que nos rodean hacen difícil, muy difícil, que nos encontremos bien, pero si hemos conseguido un buen control de nuestros pensamientos lograremos ser dueños de nuestras emociones, y esas circunstancias podemos verlas como oportunidades para desarrollar nuevas habilidades y recursos, que nos facilitarán el control de nuestras vidas.
Todos conocemos a personas, supuestamente afortunadas, a las que la vida parece sonreír y, sin embargo, se sienten tremendamente desgraciadas.
Por el contrario, vemos a seres humanos con vivencias terribles que, a pesar de todo, consiguen mantener un espíritu animoso, y siguen «luchando» con una fuerza constante, cuando no arrolladora, que los lleva a esa sensación tan maravillosa de «encontrarse bien consigo mismos». Esa vivencia es aún más intensa y plena cuando la experimentamos en esos momentos en que la vida parece ponernos a prueba.
En definitiva, y con palabras llanas, se trata de que nuestro cerebro actúe a nuestro favor y no en nuestra contra.
Nuestro cerebro nos acompañará siempre, al igual que nuestro Sistema Nervioso Autónomo (SNA) y nuestro Sistema Nervioso Central (SNC). Seguramente, una de las primeras cosas que nos tendrían que haber enseñado es cómo descubrirlos y cómo ponerlos a nuestro servicio. Lejos de esa realidad tan palpable, la verdad es que muchas personas, a pesar de los años que ya llevan a sus espaldas, se siguen sintiendo prisioneras de «sus nervios», de «su forma de ser», de «su manera de actuar», «de ver la vida»… No hay nada que justifique ese encadenamiento, ese sufrimiento «tan inútil como prolongado». Vamos a tratar de aprender cómo controlar nuestra vida y, para ello, descubriremos cómo encaminar mejor a la persona hacia la ilusión y no hacia el sufrimiento.
MARÍA JESÚS ÁLAVA
De su libro "La inutilidad del sufrimiento".