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domingo, 16 de octubre de 2016

Cuando el corazón no llora, llora el cuerpo…

Cuando el corazón no llora, llora el cuerpo…

Existe una conexión entre las enfermedades y las emociones. Las emociones no surgen de la nada, sino que están relacionadas con nuestro modo de interpretar lo que nos sucede y estas reacciones pueden dar lugar a síntomas fisiológicos. Del mismo modo que las enfermedades físicas influyen en nuestro estado de ánimo y nos provocan temor, miedo o preocupación, muchos problemas psicológicos  tienen su reflejo en cómo sentimos nuestro cuerpo.
Cuando la relación mente cuerpo ve alterada su armonía, debido a emociones displacenteras, sentimientos negativos, baja autoestima y situaciones de estrés, aparecen las enfermedades psicosomáticas.

Son consideradas dolencias físicas cuya aparición y curso puede relacionarse con factores psicológicos. Al hablar de síntomas psicosomáticos nos referimos a las dolencias físicas para las que no se tiene la posibilidad de practicar un diagnóstico médico.
Todas nuestras emociones se inscriben al nivel del cuerpo”
-Boris Cyrulnik-

Proyección de las emociones en el cuerpo…

Existen diferentes modalidades en las formas de manifestación de trastornos o alteraciones orgánicas que tienen su correlato con factores de orden psicológico:
Digestivas: colon irritable o síndrome de intestino irritable. Se vincula con la ira, el enfado, y la agresividad.
Corazón y sistema cardiovascular: relacionado con el estrés, la hipersensibilidad, la ansiedad y la tristeza.
Respiratorias: se relacionan con la depresión, la angustia y la sensación de “callejón sin salida”. Sensación de ahogo ante circunstancias frente a las cuales nos sentimos impotentes.
Ante una misma dolencia o enfermedad su manifestación física se desarrolla de una u otra manera, dependiendo del estado de ánimo con el que la afrontemos.  En enfermedades como el cáncer o la fibromialgia está demostrado que el aprender a gestionar las emociones y encontrar cierto equilibrio emocional ayuda a la recuperación del paciente.
La represión emocional se produce para mantener experiencias dolorosas o desagradables fuera de la conciencia. Los individuos la utilizan como una estrategia defensiva para tener menos acceso a recuerdos emocionales, especialmente a aquellos acontecimientos negativos o desagradables.
El bloqueo emocional es la respuesta dada por muchas personas a un padecimiento vivido como amenazador o grave, reflejado en la dificultad para reconocer y regular las emociones propias, con objeto deautoprotegerse contra el sufrimiento.
Aunque lejos de  proteger, este estilo emocional tiene graves consecuencias clínicas y sociales.
No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones.
-Jorge Bucay-
La mayoría de las enfermedades las ocasionamos nosotros mismos mediante emociones no liberadas. La mejor forma de comenzar a sanar es “darle voz” a esas emociones reprimidas. Darles un cauce por el cual canalizarlas adecuadamente.
Escuchemos a nuestro cuerpo y atendamos a su mensaje. Abrirnos a él representa el primer paso en el camino hacia la salud.

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