La vida te doblega, cual junco en
la orilla del rio, que aprendió a doblarse y a volver a su postura original,
por su instinto de supervivencia.
El no culpa al viento, simplemente
se adapta y fluye con él. En este planeta en el que vivimos no se trata de ser
el más fuerte, el más listo y creo que ni el más adinerado, es cuestión de
adaptarse. Aunque también pienso que no todo vale, adaptarse no quiere decir
pisar a otro para sobresalir tú, se trata que con tu luz vayas alumbrando tu
parte.
“Tarde o temprano, el hombre que gana,
es aquél que cree poder hacerlo”
es aquél que cree poder hacerlo”
La pregunta no es cuánta
inteligencia, sino qué clase de inteligencia tienes. La mayoría
de los ciudadanos malgastan su vida haciendo cosas que no les interesan
realmente, pero que creen que deben hacer para ser productivos y aceptados.
Sólo una pequeña minoría es feliz con su trabajo, y suelen ser quienes
desafiaron la imposición de mediocridad del sistema.
De qué sirve la riqueza en los
bolsillos si hay pobreza en la cabeza? Existen dos causas que producen todas
las confusiones: no decir lo que pensamos y no hacer lo que decimos. Somos
lo que hacemos y no lo que decimos que somos.
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