Hoy hablaremos de las sensaciones que producen que nos digan frases
como: "Si ya te lo decía yo", "Pero si eso no es nada hombre", "Que ganas de amargarte la vida inmecesariamente"... ¿QUÉ IMPLICAN? ¿QUÉ NOS HACEN SENTIR? ¿ENTIENDEN DE EMPATÍA?.
La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, intentando
saber lo que siente, incluso lo que está pensando. Esto nos proporciona
una información valiosísima sobre como es la persona. Si conseguimos
entender porqué actúa de la manera que lo hace, podremos mejorar nuestra
manera de interactuar con ella. ¿Quiere decir esto que al empatizar
compartimos la misma opinión? No, se trata de entender, y entender,
valga la redundancia, no significa necesariamente apoyar lo que el otro
dice, sino conocer los motivos que le han llevado a pensar o actuar de
esa determinada manera.
Ponerse en la piel del otro es una de
las habilidades emocionales más útiles cuando de construir una
relación
saludable se trata, puesto que nos permite comprender, negociar,
convencer y conmover a la otra persona exponiendo abiertamente nuestro
estado emocional. Dejaremos de centrar nuestros razonamientos en lo que
nosotros pensamos, para prestar atención en averiguar lo que sienten los
demás mediante su argumentación.
Hay maneras más fáciles que
otras de conseguir empatizar. Ante una situación positiva, como puede
ser el anuncio de la llegada de mi primer hijo, entender la felicidad
que puedo estar experimentando es algo que la mayor parte de las
personas alcanza a comprender, por lo que la capacidad empática se hace
casi de manera inconsciente. En cambio cuando la situación viene
asociada a un malestar emocional la cosa se complica algo más, ya que
requiere un grado de atención y de conciencia del otro más elevado. No
es lo mismo hacerme un corte en un dedo, donde la persona al verme
entienda el dolor que me ha podido producir; que el hecho de sentirme
abatido por no haber conseguido lo que esperaba. En este segundo
ejemplo, necesitaremos conocer como es esa persona, qué le ha hecho
llegar a ese malestar, para así disponer de la información suficiente
que nos permita entenderla y ayudarla en la medida de lo posible.
Las maneras de desarrollar dicha capacidad guarda muchos aspectos en común con la Escucha Activa. Algunos de ellos son:
- Escuchar con la mente abierta, evitando los prejuicios. Nunca debemos perder el respeto.
- Mostrar interés a lo que se nos está diciendo, prestando la máxima atención que nos sea posible.
- No interrumpir el discurso.
- Descubrir y reconocer las cualidades y valías de los demás.
- Aprender a identificar los estados emocionales de la otra persona.
- Dar nuestra opinión de forma constructiva, intentando no herir.
- Ser tolerantes. Aceptando las diferencias que entre nosotros puedan surgir.
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