Vengo y voy, voy vengo, es un no parar y todo ello para encontrar,
ese punto donde afianzar y saber que lo que construyas no caerá. A veces son
trayectos cortos y en
ocasiones largas jornadas, pero todos vuelven a ti, en
forma de aprendizaje, de humildad, de aceptación a lo que somos y no a lo que
nos gustaría ser. Me digo a mi mismo que es más sensato ser feliz con lo que
soy, pues es lo que tengo. No nos damos cuenta, pero siempre hay alguien dispuesto
a dar todo por ti, solo hay que mirar en la dirección adecuada y sacarnos la
coraza de prejuicios y requisitos absurdos, bajo la etiqueta “es que soy
exigente”.
Los elementos que más contribuyen a
la felicidad siguen siendo los que llevan siglos en boca de los sabios: la
gratitud, el perdón, la compasión, saber disfrutar de las cosas pequeñas que
nos acompañan a diario y tener una red de afectos no necesariamente amplia pero
sí sólida
Los humanos necesitamos estabilidad. Pero demasiada
estabilidad puede significar que hemos renunciado a utilizar nuestras
capacidades, nuestra creatividad, que nos encerramos en un papel y en un guión
que aprendimos en la infancia y que tal vez no nos hace felices. No seas un
esclavo sin saberlo. Cuestiona cómo vives, lo que eres y cómo te relacionas con
el resto del mundo. Escribe tu propio guión y reinvéntate.
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